martes, 29 de septiembre de 2015

Recreando.





       Recobija en el fondo del alba, encontraba en cada segundo una parte de si, perdiendo el control en los segmentos del turbio amanecer.
       Fin, desesperado e inexacto, eso era, solo eso, pero no  comprendía, desentendía  que solo fuese nada llena de cosas...
     Perdía el control, se creía viva en un limbo de dibujos. Aparecía muerta en el medio del desierto soñado una y otra vez por si misma. 
    ¿Acaso estaba ahí? ¿O se veía como la dama escondida en el palacio encantado, o su mente la engañaba con falsas analogías? Despertaba veces inmemorables en lugares detestables, quizás seguía en un sueño de nunca acabar, quizás…



I


       Jugaba a que era la niña más bella en el pequeño jardín floral de su madre. Soñaba a que nada la despertaba y que la sangre que la rodeaba era solo una excusa de este mundo insolente. Despertaba y se veía dormida, entre las sabanas confortantes, que su nana le planchaba.
       Tiempo de guerra. Tiempo de soñar, soñar que dormía, tiempo en donde la niña es solo una alucinación más, tiempo en donde todo se apagó.
      Despertaba en un laberinto, en donde conocía la salida, pero no quería salir.  
     Yo era la niña, vos un espantapájaros que me estorbaba la vista más lúcida que podría haber tenido. Estaba sola, en el living de una casa vieja, la luz de la pequeña ventana estorbaba en el libro que sostenían mis viejas manos. Ese espejo, me mostraba la lucidez de una pequeña, mientras que la realidad se atormentaba con los siglos que ese libro guardaba para mí.
Creación insólita la mía, que esperanzada, esperaba. Cerraré todo libro, y comenzaré otra vez.



II

 
Escribiré estas líneas para luego, con mi humilde deseo de poseerte eternamente, leértelas mientras la luna tensa de esta noche otoñal te acobije en bellos abrazos de la crueldad de los dioses moribundos o destronados con quien se atreve a su magnicidio.
  Dibujé tu rostro con la intención de un día poder besarlo o acariciarlo con roces de terciopelo, plasmar la eterna obsesión en un oleo y así intentar la locura que tu jamás verás, porque taparé tus relucientes ojos para que no conozcas la bestia que existe en el interior del autor , del autor de  estas líneas.
  Plasmado amor, deslucido fracaso. Yo me oculto entre pinceladas de horror, mientras tu figura conformándose en colores intensos, de pinceladas ficticias.
 Me quiebro al reconocer la irrealidad de este momento, leyendo líneas de desamor a un bello cuadro, creado apasionadamente por la locura que me poseyó aquella vez, febril es mi alma, desilusionado se encuentra mi corazón, al descubrir la soledad de mi cuerpo.
 Perdóname, te lo ruego, soy senil para reconocerte, pero mancebo para perderte u olvidar la pasión engendrada en ti, eterno amor.
 Perdí  mis pinceles, aquellos pinceles de ilusionado amor, y lamento admitir que con ellos, perdí la racionalidad de saber que tú eres solo el reflejo de un lejano sueño. Eres lo interminable y el error de mi alma así como la única solución, el deseo de un amor que perplejo quedo en desamor y la soledad de mi alma eterna, quedara conmovida por ti, bello ruiseñor de mi sueño.
Sólo cuando haya adquirido el conocimiento de todas las cosas podré conocerme a mí mismo, pues las cosas no son sino las fronteras del hombre y al leerte estas líneas destrocé cualquier limite.
 Es así que te demuestro mi  débil desamor.            

   
     Inútilmente sollozaba,  inútilmente intentaba encontrar otra explicación, pero la locura del escrito realmente me atormentaba, todo sucedió, levemente. Yo una joven, que eternamente, viviría...
     No comprenderán al principio. Quizás nunca entenderán, pero yo fui verdadero amor. Un amor nihilista, un amor alejado, me dejaron nacer para desencontrarme con mi verdadero amor.    
       Por eso, soy la soñadora, una dama escondida. Envejezco en sueños, pero nunca despierto.
     No lo entenderán, y quizás, nunca lo entiendan. Los dejo entrar a mi mente, los dejo entrar a mis sueños, pero no estropeen mi mundo. No sean arañazos insolentes en destrozos del alma, déjense llevar por líneas imaginarias, solo, déjense llevar por eso que mi ser les permita. No soy yo quien las crea, sino tú, con tu inocencia. 
        Déjame ya, atreverme a salir, y conoce tú, la eternidad existencial. Quejosa aquella niebla, que escondiéndome todo lo que me haga desaparecer, me atrapa. Ocaso imperfecto, perdiendo el control de luces marchitas. Mis miradas al espejo no son más que detalles de un pequeño e insignificante segmento de la vida, que viviendo, no acabo de morirla.


III


    Deseoso e imperfecto. Sueño que te alejas, pero al despertar sigues allí. Encárnate en mí, deja que la crueldad nos posea a ambos, ven y conoce la lejanía de tenerme cerca. No te espantes, bello amor, por la locura que estoy cometiendo, pero debes entender, la soledad.
Déjame explicarte, algún día comprenderás. Déjame mostrarte en estas líneas una y otra vez la desesperación de amarte, déjame mostrarte la inocencia de mi pluma, y déjame encantarte con el más bello amanecer, solo deséame.
Sopla con el viento la esperanza de conocer, solo siente. Atrápate en eones, y se tú el creador. No soy nada sin ti, no existo si tú no apareces.
Senil esta ya mi mente, pero amaré por siempre la locura que me apasiona al verte nacer, dejaré esos pinceles, dejaré…


        Crueles líneas al leerlas, bello amor el que sentía, ese fue y será lo que yo conozco como amor. 
         Comprende poco a poco. Soy la creación que te vio nacer, soy yo quien ama con cada luz en el camino, soy quien conoce tus males, soy quien te da esperanza, soy la creación más deseada. Pero eso,  es solo una pequeña parte, es imposible explicarte sabiendo que no crees la mayoría de mis palabras. Así que por favor, déjame mostrarte.

 
     Apasionado estaba, recorría el oleo una y otra vez y seguía sin encontrarte. Un día hablaste, me miraste con esa inocencia, diciéndome que yo era el genio que te dio vida. 
¿Es acaso que ya no amas? ¿Acaso te enseñé a ser humano?.. 
Recorro los pasillos de un antiguo laberinto y solo encuentro apasionadas leyendas, fabulando el interior de mi, ya senil, recuerdo, no me inspira reconocer aquello que me daña, pero aquí estoy, observándote apasionadamente en el recuerdo de un triste y polvoriento olvido. 
¿Sera que creaste un mito en mi?, no mi interesa reconocer el error, desea cada hora de mi vida para poder existir un poco más en ti, no seas cruel. El sol ya no brilla si tú no sonríes, maldita pintura añeja que te pierdes en mis sueños para nunca más volver, no olvides mi existencia, sino ya no podre creer en ti.

    
         No puedo reconocer que cada nota escrita era antes o después de mi nacimiento, ¿no entiendes aún? No puedo explicar que tú es el que ahora conoces el porqué de mí existir. Solo somos polvo, me dijeron una vez.
       Los pasillos son aquellos, donde pasaba horas ¿pintando?, yo solo esperaba a que su obra termine. Todavía no podía darle nombre; pero esos pasillos son los más grandes de esta casa. Al final de la misma,  hay una biblioteca, no es muy grande pero tiene libros de todas las épocas, me agrada estar allí, reposando. 
         Era una de las partes con mas polvo, pero eso no significa que nunca el estuviese allí, al contrario. No quería que nadie pase a ese cuarto, para él era una maldición tocar esos libros sin su permiso: suena exagerado, pero un día entendí que en esos libros estaba cada nota que él escribía, las dejaba acomodadas, sin que nadie pudiese tocarlas. 
       Pero yo solo observaba, no me atreví a agarrarlas hasta hace unos años, cuando su presencia no rondaba más esas salas, y  pude leerlas, hasta que comprendí. Era tan simple entender, pero me llevó su tiempo, debía permanecer mortificada para ver mas allá de la mente humana. 
       
      ¿Todavía no comprendes?



IV


             Detrás de la biblioteca, estaba su mundo, eran cosas. Es temprano para contarte sobre eso, y tarde quizás para ir allí. Solo debes saber que es ese sector se encontraba lo más preciado, realmente lo más valioso para el hombre. No intentes ir, no corras por los pasillos, te perderás.


Acaso, ¿yo soy el verdugo?  Quiero llevarte pero no entenderás el adiós, no quiero que jamás leas esto, por eso la dejare oculta, pero sé que está ahora en tus manos. 
¿Me arrepentí? Debo decir que tus manos, esas suaves y terroríficas manos, ya no son bellas e inocentes, son crueles con la vida y atenuantes de la muerte, mueres en un abismo. 
No puedo salvarte, no quiero hacerlo. Sufro por reconocer cada segundo que es lo que eres. Te escondes de mí, mientras yo me oculto de mi reflejo. No vayas allí, no aún. Déjame pasar primero, y entonces tú entenderás mi rol, no estamos en una conquista de vida o muerte, estamos en un cementerio de recuerdos. 
No huyas, no hay escapatoria, no hay escapatoria de ti. Serás tu ahora quien horrible se convertirá y, entenderás. Pero recuerda, mis pinceles no serán jamás tuyos, no dejes que ellos te posean, no aún. 
Debes primero saber que no eres lo que crees y que no puedes cambiarlo. 
Oh bello amor, esas palabras crueles que salen de mí, no dejes que te lastimen. No me odies. Soy la protección que necesita tu inocente alma, pero debes convertirte, salir de ese estado natural, y entrar en una nueva civilización. Tu inocencia no es comprensible aquí, te dañaran inútilmente, no careces de conocimiento, sos plena sabiduría, pero debes aprender a utilizarla.
Ya mis pinceles murieron, ya no eres tú la culpable, es mi falta de accionar, amarte fue lo más mutilado de mi. ¿Te acuerdas de los pasillos? Hay una sola salida y cuando la encuentras, puede que sea demasiado temprano o demasiado tarde.
 Temprano… Reconoce los errores y esos obstáculos, no puedo seguir mostrándote el camino.

   
      Ya lo sé, categóricamente, tú eres la tortura, pero no lo dudes. No hay escapatoria. Yo encontré mas notas a medida que el tiempo se había llevado su presencia. Fue hace tanto, que ya no tiene sentido seguir leyéndolas. Pero no, no son de él, son notas, mas notas, notas en los pasillos, notas que permanecen dormidas.
      Son solo letras, manifestaciones de mentes pasadas. Es un lugar duro este. Ser guardián de todo, pues es complicado. Yo recuerdo, recuerdo  un sueño, uno lejano. El sueño de una niña, que corría por un descampado y no podía dejar de correr, sentía que sus piernas se desvanecían y volvían a estar ahí, corriendo. El aire desaparecía y lo encontraba a los segundos. Una niña que no sabía que quería, por eso corría. El soñador, intentaba despertar, pero algo se lo impedía. Mientras, la niña, pensaba. 
      ¿Qué encontraría en un descampado, sin siquiera el horizonte lejano? El soñador se desesperaba, quería entender el sueño, pero más quería despertar. El descampado se iba transformando, llegando a convertirse en un abismo, donde la nena cayó y él, por fin, despertó. 
     Inmediatamente, el soñador, comprendió lo que debía hacer. Dibujó un camino, siendo él, el creador de un nuevo sueño. Dejó todo, para dibujar un camino, le llevó años entender cómo hacerlo, pero al terminarlo el camino fue real; el soñador se desvaneció, y la niña por fin despertó de su sueño eterno.


-


       Nunca respondes cuando te hablo. No miras, haces que duermes para ignorarme. ¿Acaso dudas de mi existir? Camino por estos pasillos hace eones.
     ¿Recuerdas que te contaba de la biblioteca, esa que se encontraba detrás de los pasillos? 
Fue una vez, que de un lado a otro, encontré entre los pasillos y la biblioteca una sala pequeña. No la confundas con la que está detrás de la biblioteca, esa es prohibida aún. Esa sala pequeña, estaba al pasar la puerta, esa de color roble, madera maciza, al entrar sentís la pasión de los muertos, y el resurgir de los vivos inexistentes. 
     En la sala solo había olvidos, pero entre olvidos y olvidos encontré un anotador, solo hojas en blanco. Fue por eso que decidí quedármelo. Si lo sé, estas notas están escritas en ese anotador, no parece, pero es interminable. Quizás alguna vez debas pasar por allí, pues hay cosas que no son útiles para mí, ni para los anteriores, pero si  lo pueden ser para ti.
     Me sentía perdida. Ya mi vejez estropea los escritos y me pierdo en palabras que nunca escribí. No es mucho lo que digo, pero deberías entender lo que siento. Vi morir el amor de un guardián, vi morir sin poder hacer nada, un enamoramiento estropeado en belleza absoluta. Inmovilizada, sin decir nada, sin hacer nada. Un ente. 
      Quizás, era solo el recuerdo de alguien más y yo lo tomé como propio, quizás estas notas no eran para mí. En la etapa de la negación absoluta de las cosas, ahí me encontraba. Lo reconozco, pero vivo en el quizás. Ya no me falta mucho para llegar a la sala. ¿La recuerdas? Detrás de la biblioteca. Solo debo esperar una eternidad más. No creas que es mucho, la eternidad aquí se vive rápido, pues el tiempo no existe. 

V


  Belleza, nadie comprenderá, bello amor. Eres lo que desee, eres la simpleza, tan ajena a mí. Nunca comprendí porque solo hablaste una vez, ¿será que los dioses solo favorecen a los que no saben que decir? Me miras, con ese candor. Eres la pintura, que jamás existió. Sera la utopía que llevo dentro que intenta escapar a un mundo nuevo, un mundo fantástico. Y espero que comprendas que mi fantasía va más allá de esos colores sediciosos. Que todo esto es solo una cuestión de roles. 
      Algún día, tú serás lo que soy y, lo que tú has hecho de mí. Debo advertirte, bella alma, que no solo te creo para confrontar mi desamor, sino para que veas, para que comprendas la amargura que llevo dentro.

          Esos pasillos, tan rebuscados, solo me llevaban a malos recuerdos. Estar colgada entre polvo y desanimo de paredes descoloridas, provoca que quieras huir. Siempre me quiso mostrar su vida, sin pensar en lo que podría provocar en mi humilde cordura. Pintaré yo ahora tu senil recuerdo para que vivas postrado en aquella pared, junto a los libros que tanto anhelabas. Espero que comprendas, lo que siempre me quisiste hacer comprender, quizás entre el polvo y el añejo del olvido se encuentre la manera de revivir todos esos momentos de mi fantástica creación. No creas que no recuerdo, pero olvidé demasiado. Aquí, entre tantos eones, sigo viva sin saber lo que es vivir.


VI


   Vivirás eternamente, esta será mi única nota, única por su veracidad. Realmente se que no te estoy demostrando amor últimamente, pero verte ahí, tan callada y con esa sonrisa burlona, me provoca ira hacia mí mismo, solo quiero que sepas que mi interior yace de amargura, ya he dicho anteriormente. 
Quiero que reconozcas lo frustrado que me siento al haber pintado una ilusión. Quiero que mi alma sea a cambio de la tuya. Esa sala, detrás de la biblioteca es el camino hacia aquella otra vida. Hubo una vez en la que un viejo sabio, que  paso por aquí, construyó unos pasillos oscuros y nítidos para que toda su sabiduría se esconda entre el polvo que yacía en ellos, pero para aquellos que no supiesen como salir de aquí, invento las salas. 
Una fue una sala escondida como el olvido eterno de vivir en la muerte, para el que entrase en ellas sufra sus recuerdos y los plasme en sueños. Pero le pareció demasiado sencillo para la mente humana, por eso que en la biblioteca decidió esconder los secretos del alma más pura que hubiese conocido, pero jamás la encontró, tuvo que inventarla, intentó hacerlo en sueños pero solo lograba hacer pequeños remedios para los desvalidos. Pero tampoco funcionaba, se pasaba horas escribiendo y no reconoció ninguna cualidad del alma pura en su mente. Fue así que decidió dibujar lo que veía, pero se había enamorado tanto de la imagen que había sido inventada por la otra sala. Una sala aun más escondida, para aquellos, aquellos que no reconocían en otros el amor. Aquellos que amasen y odiasen a su creación. Una sala de la cual no existe salida, una sala del engaño y la utopía.  
Desearía haberte mostrado esto de otra forma, pero sé que tu inocencia es más débil que mi amor. Un día, plenamente lluvioso, mi desesperación por sentir tu piel me llevó a cometer la locura que este gran sabio no se animó a hacer. 
Tu retrato, lo llevé conmigo a esa muerte tan oscura pero tú, ser inanimado pudiste escapar llevándote mi vida. Es por eso que no conoces otra cosa más que estas paredes llenas de polvo, bella historia que el sabio quiso obviar.
Estarás atrapada entre muros y polvo, sin saber lo que es vivir estando viviendo, yo mortificado estaré y tu vivirás en mi cementerio. 
Alma inocente, adáptate a vivir, sal de esa naturaleza inmóvil. Vivirás en una plenitud mortal. Mi disculpa es tu castigo, y tu odio, si es que lo sientes es todo aquello que yo amo. Situación que me has hecho vivir. Seguiré aquí. Sé que estas notas te llegaran en el orden que las escribí. Siempre supe como ibas a pensar. 
Eres mi perfección, mi alma, mi vida hecha cenizas en una pintura que aún vive en estas paredes. Conoces mi historia, mi desamor, mis valores por esos pinceles que quemé sin pensarlo. El fuego ardió mi alma, mientras tu llanto de nacimiento aparecía entre la casa. 
Quedan todavía cosas sin descubrir, pero no temas, es tu mente ahora la que manda. Tu rosada piel reflejada en mi, solo un deseo mas allá de este pequeño infierno, se tú, quien alocadamente, se resigna entre muertes y vidas, se tú, amor, la debilidad de los que intenten robar mis sueños, se tú,  el camino de mi ingeniosa mente, se tú. 
 Bello amor, tan fantástico como irreal, tan audaz como falaz, se que entenderás ahora, porque  ya no cuelgas en la pared. Fuiste mi creación más bella, mi limitación y mi tentación, fuiste aquella frontera que tropezó con mi mente en medio de la turbulencia. No entenderás porque amé alocadamente, sin saber que eras verdadera.
 Conviértete en piel y hueso, abandona ya el oleo, limpia así este ardor de mi cuerpo y huye a una eternidad oscura, maliciosa; mientras yo sigo deseándote en ese cementerio. Y porque transcribo las líneas, conociendo que el principio de mi amor  es el fin de mi vida. Porque me quiebro al reconocer la irrealidad de este momento, la fantasía que me lleva atormentando ya, yo aquí leyéndote las  líneas de desamor a ti, bello cuadro, qué  creado apasionadamente por la locura que me poseyó aquella vez.  Mi alma ya en estado febril, desolándose de la soledad de mi cuerpo. Oleo hermoso, amarte fue solo la locura más perfecta de mi.

          Reencontrar cada nota, fue solo una locura. Leerlas y creer que tu, me habías creado a tu imagen y semejanza fue una locura aún más grande, pero cuando comencé a meditar mi existencia y el amor que sentía al leer cada nota, me hacía pensar que tú eras realmente mi creador. Cuando crucé aquella sala, fue un momento de soledad realmente angustiante, pero viví lo demasiado para comprender que era eterna mientras siguiese ahí.
         Hubo realmente un cambio de roles que todo este tiempo me hizo confundir de utopía, yo era el camino de tu salvación. ¿Entiendes? Tus cartas son la respuesta que tú anhelabas.     
      Por eso me dispuse a crearte y traspasar la puerta, quedando mi alma metida en tu senil mente en un vicio de verdadero amor. Ódiame si quieres, pero ambos sabemos que no puedes odiarte a ti mismo. Amé lo que nunca existió tan solo en un pequeño sueño…

     Y la niña nuevamente despertó.
                           

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